Octubre Rosa: una historia de vida que inspira — Alejandra Minardi

Concientización, prevención y esperanza

Cada octubre nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención, el autocuidado y la detección temprana del cáncer de mama.
Este mes es un recordatorio de que hablar, compartir y concientizar puede salvar vidas.

Hoy compartimos la historia de Alejandra Minardi, una mujer que atravesó el cáncer de mama y decidió transformar su experiencia en un mensaje de fortaleza y esperanza.


Una historia que comienza con conciencia

“Vengo de una familia donde mi abuela materna tuvo cáncer de mama. Por eso, desde muy joven aprendí la importancia de los controles y de escuchar mi cuerpo.
El papel del médico es fundamental, porque debe enseñarte y concientizarte sobre el autoexamen”, relata Alejandra.

En uno de esos controles anuales, entre 2010 y 2011, notó una pequeña pelotita en su mama izquierda.
Siguiendo su intuición, decidió consultar, aunque el primer médico minimizó su preocupación y le aconsejó esperar.

Pero ella insistió. Volvió antes de la fecha prevista y repitió con firmeza:

“Esa pelotita está más grande, y mi abuela tuvo cáncer de mama.”

Esa decisión fue clave. Tras una mamografía y una ecografía, el resultado fue claro: debía realizarse una punción.
Su médico de toda la vida, el Dr. Francisco Gago, confirmó lo que ella ya intuía: se trataba de una célula cancerígena.


El diagnóstico y el comienzo del camino

“La espera de la biopsia fue eterna, pero yo tenía la certeza de que no era algo bueno”, recuerda.
Cuando el diagnóstico llegó, comenzó una etapa de estudios, exámenes y decisiones.

Fue operada a tiempo, y gracias a la detección temprana solo le extirparon un cuarto de cuadrante y un ganglio.
A partir de ese momento conoció una nueva palabra que marcaría su vida: oncólogo.

“Él me explicó el tratamiento preventivo que debía hacer. Al principio no quería —pensé: si ya estoy sana, ¿para qué?—, pero mi marido, mis hijos y mis amigos no me dieron opción. Me sostuvieron.”


Un año de tratamiento, fortaleza y amor

Alejandra enfrentó un año de quimioterapia y radioterapia.
“Fui una privilegiada —dice—, nunca tuve que suspender una quimio ni una radioterapia. Conocí gente maravillosa: compañeras de sillón, enfermeras divinas, personas que te cuidan y te enseñan a ver la vida desde otro lugar.”

Durante ese tiempo aprendió a resignificar su imagen.
“Usé una peluca un tiempo, la llamaba Moria, pero después me di cuenta de que yo no soy una cabeza con cabello.
Me saqué la peluca y empecé a andar con mi capocha pelada, libre.”

Entre tratamiento y tratamiento, se permitió disfrutar: pasear, reír, llorar y valorar lo cotidiano.
“El tratamiento no fue fácil, pero lo pude llevar. Y cada día era un regalo.”


Catorce años después

Hoy, 14 años después de aquel diagnóstico, Alejandra mira hacia atrás con gratitud.
“Agradezco a la vida lo que aprendí, y lo que sigo aprendiendo.
No es fácil, ni para uno ni para la familia. Tenés cambios de humor, llorás, te reís de vos misma, pero hay que permitirse ver el vaso medio lleno… y también aceptar la parte vacía.”

Sigue con sus controles anuales, con una certeza firme:

“La vida es bella y vale la pena vivirla.”


💗 Cierre del Mes Rosa

En este cierre de octubre, el Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Mama, agradecemos profundamente a Alejandra Minardi por abrir su corazón y compartir su historia.
Su testimonio es un mensaje de esperanza, fuerza y vida para todas las mujeres.

🎥 Mirá la entrevista y el video completo de su historia haciendo clic aquí.
Porque cada historia contada puede inspirar a otra mujer a realizarse su control, a escucharse y a cuidar su salud.

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